sábado, 22 de noviembre de 2014

MENCIÓN ESPECIAL. VI CONCURSO DE CARTAS "DÍSELO AL MATRATADOR"

Esta edición, el Jurado y la Asociación 8 de Marzo, han decidido publicar una de las cartas recibidas no premiada, puesto que su contenido no se ajustaba a las Bases de la convocatoria, ya que como se pedía, las Cartas habían de estar dirigidas al maltratador. La siguiente carta no se ajusta a dicha premisa, sin embargo, hemos decido que sea publicada en base a su contenido.

A diferencia de muchas de las remitidas al concurso, aborda la violencia de género, y hacia las mujeres, desde la  adolescencia, un punto de vista que en rara ocasión se ha expresado en este concurso a lo largo de sus ediciones, la mayoría se sitúan bajo la perspectiva de la violencia en el ámbito del matrimonio (con o sin hijos), o  de pareja que convive, por ello su publicación.

Gracias Lucía, de 3º de ESO, por remitirnos una carta como ésta.

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        Hola, mamá. He esperado mucho tiempo para escribirte esta carta y, bueno, te confieso que si no lo he hecho antes ha sido porque tenía miedo a hacerte sufrir con todas las desgracias que vengo padeciendo desde hace ya algunos años. Sí, mamá, ya sé que en estos momentos estarás pensando que me has dicho muchas veces que cuando tenga algún problema no dude en contártelo En fin, perdóname por ello, pero no he podido. A ver, ¿cómo empiezo?¿Te acuerdas del día en el que me dijiste en el patio de casa  que si tenía un "amiguino"? Y yo, con esa sonrisina tontona, de  una niña de sólo quince años, te dije que sí, que me llevaba especialmente bien con un chico de mi clase. Hace ya de eso tres años y han pasado muchas cosas desde entonces, como la muerte de la abuela o el despido del trabajo de papá, pero lo recuerdo como si fuera ayer. Fue mi primer amor y yo en esos primeros meses me encontraba como en un cuento de hadas. Todo era maravilloso. Sin embargo, las cosas empezarían a cambiar muy pronto. Lo primero que noté fue que comenzó a prohibirme salir con mis amigas de modo habitual, y,  es que, sólo me quería para él. Yo, como una imbécil, le hacía caso, y cada vez quedaba menos con mis amigas. Ellas me preguntaban que por qué no salía más a menudo, y yo siempre les decía que no me apetecía, o en otras ocasiones me llegué a inventar una excusa barata. Pero no todo quedó ahí. Con el paso del tiempo me prohibió más cosas; me pidió, por ejemplo, que borrara algunos contactos de mi móvil, los de aquellas personas que él no tragaba porque ya me estaban avisando del tipo de persona que era.


      Pero un día, cuando ya no pude aguantar más( y animada también por alguna de mis mejores amigas) le dije "no". ¡Oh, qué fui a decir! Era un simple monosílabo que, sin embargo, cayó en su cerebro como una gran bomba atómica ¡Boom! Aquel día todo saltó en pedazos. Le vine a decir que él no era nadie para prohibirme nada. aunque ya me lo esperaba, él me respondió con violencia. En ese momento yo estaba muy asustada. Por primera vez quería escapar de sus garras. Sentía que era un capullo y que me estaba jodiendo la vida. Pocos días después de esa gran bronca, fuimos a su casa una noche. Él estaba sólo porque sus padres se habían ido unos días de vacaciones. Me invitó a su casa con la excusa de ver una peli, pero no, no iba con esa intención, sino que lo que pretendía era lo que me había planteado ya muchas veces: tener sexo.
Cuando estábamos en el sofá y yo me resistí, empezó a pegarme, me caí al suelo y me propinó todo tipo de guantazos y patadas, me cogió por las muñecas y se puso encima de mí, me escupió en la cara y siguió dándome golpes y más golpes. Terminó abusando de mí e, imagínate, me sentí muy sucia. El mundo se me vino encima.  Pasó por mi cabeza toda mi vida: momento muy felices con vosotros, la infancia, todos ellos recuerdos muy bonitos y alegres que retumbaban en mi cabeza  en ese instante; y, es que, sentía que había decepcionado a todas las personas que me querían.


         Después de eso  me dijo que no le contara a nada absolutamente a nadie porque si no, todo sería peor para mí. Aunque tú no te hayas dado cuenta, mamá, yo por las noches me he encerrado en mi cuarto y he llorado mucho, y jamás he contado nada por rabia tener que callarme las cosas simplemente porque me tenía amenazada. Llegó el punto en el que me daba pánico verle. Me daba miedo. Pero un día, hace sólo un mes, he sacada fuerzas de flaqueza y he conseguido dejar atrás ese lastre que estaba destruyendo mi vida. Ha llegado el momento de empezar una nueva vida, de despedirme de aquel al que tú una vez llamaste  "mi amiguino". Ahora empiezo a ser otra vez yo; soy la que era, una persona feliz. Qué razón tenías cuando me insinuaste alguna vez que no te convencía; quiero darte las gracias por estar siempre a mi lado y decirte que siempre te querré.

               Saludos, mamá.

Julia.                             








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